María de Nazaret es, sin duda, entre las figuras de conocimiento público, una de las más mencionadas, conmemoradas, amadas, etc.; es también una de las más polemizadas porque pasa del extremo de la idolatría, al ser considerada santa y virgen por algunos segmentos religiosos, a la destrucción de su imagen, con patadas y maldiciones, por otros.

En este "término medio", algunos la ven como un personaje histórico de gran importancia para el período llamado "después de Cristo", al considerar que fue el camino para la llegada a la Tierra de otro gran personaje histórico que, independientemente del punto de vista religioso, dio un nuevo rumbo a los acontecimientos y transformó las relaciones humanas: Jesús de Nazaret.

Entre éstos, hay quienes consideran a María como un ser de elevada estatura, con una pureza de sentimientos que escapa a nuestra comprensión, que trabajaba en la más profunda sencillez, siendo la reina de todos los Espíritus que trabajan en la atmósfera de la Tierra.

Creen que María nos ama y nos llama sus hijas, que es un verdadero símbolo de la mujer del futuro, que nos enseña a respirar en la atmósfera espiritual, que representa un camino claro de seguridad para que las mujeres reconozcan sus propios valores.

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Como mujer, María habría estado cerca de la cruz, frente al suplicio de su amado hijo, permitiéndose la dolorosa agonía; se sumergió en diversos recuerdos de la vida con él y, tras su partida, continuó dedicada a escuchar, aconsejar y apoyar a todos los que la buscaban, sirviendo hasta sus últimos días, ejemplificando con el sublime amor que le era peculiar.

En estos segmentos, no se cuestiona la santidad/virginidad de María; se pone el acento en lo que ella representa de caridad, generosidad, entrega; lo que toca el corazón es confiar en que hay un Espíritu de este nivel intercediendo ante Jesús por la Humanidad.

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Se pueden elegir muchas otras aproximaciones a esta mujer fantástica, y nos parece que no puede ser considerada patrimonio de algunos, que no cabe en "casillas circunscritas", porque, al margen de creencias y ritos, es cierto que muchos y variados son los que confían en su amor y en la dulce protección de su "manto" y pocos los que permanecen indiferentes ante María de Nazaret.