¿Qué es la espiritualidad?

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Probablemente, en algún momento de su vida, se ha preguntado sobre qué es la espiritualidad Sin embargo, ¿es lo mismo espiritualidad y religión? Esta conexión con algo mucho más grande y con una fuente de energía divina que lo trasciende todo y nos hace querer buscar un propósito ha sido siempre el centro de las reflexiones a lo largo de la historia de la humanidad.
La palabra "espiritualidad" apareció en el siglo XV, durante el Renacimiento, pero este debate sobre la cuestión espiritual ya existía mucho antes de la era cristiana, especialmente entre filósofos como Pitágoras y Platón -este último fue el mayor inspirador del tema, ya que todas sus alegorías trataban sobre la conexión entre los mundos terrenal y divino a través del alma-.
Ver también: Soñar con una alianza de oro¿Quieres saber más sobre lo que es -y lo que no es- la espiritualidad y todo lo bueno que puede aportar a tu vida? Echa un vistazo a este artículo especialmente preparado para despejar todas tus dudas!
El sentido de la espiritualidad
El término espiritualidad procede del latín "spiritus", que significa "aliento". Es ese soplo divino de nuestras almas, nuestro encuentro con nuestra propia esencia en la búsqueda de algo más grande que nosotros mismos.
Para explicarlo mejor: la espiritualidad es básicamente un vínculo entre las personas y Dios o cualquier otra divinidad. Está relacionada con nuestras particularidades -ya que el despertar espiritual se experimenta individualmente y en el momento de cada uno- y, al mismo tiempo, con nuestro papel en la colectividad, ya que tiene que ver con nuestro lugar en el mundo.
Podemos decir que este despertar es esa "sacudida" que tenemos en la vida, muchas veces proveniente de un momento de "crisis existencial" y de preguntas sobre el propósito y la misión de vida, que van más allá del materialismo, estando más asociadas al espiritualismo y al valor que le damos al enriquecimiento de nuestro interior, para luego conectar con lo que está fuera y más allá de nosotros.
Física cuántica y espiritualidad: ¿cuál es la relación?
No se trata de una asociación nueva y ha sido discutida incluso por científicos de todas las épocas. Este vínculo entre la ciencia y el mundo espiritual es una constante en la humanidad, que los hace complementarios incluso cuando se trata de fenómenos para los que no tenemos explicación. Sin embargo, esta relación va más allá.

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Así como la espiritualidad nos conecta con algo que es intangible e invisible, la Física Cuántica viene con la propuesta de ver la materia más allá de lo concreto, hacia lo que no vemos, pero cuya energía sabemos que existe. Básicamente sigue una idea similar a la de la espiritualidad, incluso siguiendo el camino de las energías que nos conectan con el Universo.
Podemos concluir, pues, que ambas -Física Cuántica y espiritualidad- tratan de esta conexión de las partes con el todo y de lo micro con lo macro en un intercambio interminable de energía. Este intento de unificar espiritualidad, conciencia y ciencia es lo que llamamos espiritualidad cuántica, que, en términos generales, puede entenderse como un "ropaje" espiritualizado de la Física Cuántica.
La ciencia cuántica también revela este "intercambio" entre el espíritu y la materia, que conduce inevitablemente a reforzar la cuestión de la espiritualidad. Y todo ello converge en el fortalecimiento de nuestro autoconocimiento y nuestra iluminación espiritual.
Y, al pertenecer a un universo muy completo, en el que no sólo hay una explicación científica, sino también una integración análoga -y, por lo que hemos visto, inseparable- con la propia ciencia, la espiritualidad trasciende cualquier convencionalismo. Incluso supera el concepto de religión, haciendo aún más evidente esta diferencia. Son conceptos que incluso dialogan, de forma complementaria, pero no sonY de eso vamos a hablar a continuación.
Diferencia entre espiritualidad y religiosidad
Por lo que has leído hasta ahora, ya puedes ver que la espiritualidad engloba un concepto que va más allá de creer en Dios y practicar un rito institucionalizado. Es nuestro alfa y omega espiritual, lo que nos conecta con el todo y con lo divino, pero no depende de la religión para darse, no exige una oración concreta ni la estancia en un templo.
La espiritualidad es conexión con la tierra, con el viento, con Dios, con los ángeles, con el brillo del sol, con el vaivén de los árboles, con el amor que emanamos, con el perdón y con el autoconocimiento. Es la capacidad de volvernos hacia dentro y ampliar esta conexión con todo lo que nos rodea.
La religión, por su parte, es un conjunto de dogmas y prácticas como el culto a una deidad o a un ser superior. También nos vincula a un dios o a varios. Sin embargo, una diferencia básica con la espiritualidad es la ritualización de las creencias. Los cultos son procesos más estandarizados y no imprimen una particularidad previa. Existen patrones -por ejemplo, el bautismo, las reuniones en iglesias o terreiros(dependiendo de la religión), normas establecidas, entre otros.

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Ver también: Soñar con una rana en el agua¿Cuál es mejor?
Diferente no significa que uno sea mejor o más eficaz que el otro, sólo que no son lo mismo. Por supuesto, una persona religiosa practica su espiritualidad cuando se conecta a través de una oración conocida, cuando hace una ofrenda a un orisha, cuando reza mirando a la Meca... y así sucesivamente.
Por otro lado, una persona espiritualizada se conecta con esta fuerza superior a través de diversas acciones, de acuerdo con su individualidad, con lo que tiene más sentido para su esencia. Y, aunque sea una experiencia de cada persona, es posible iniciar este camino para trabajar su espiritualidad. ¿Quiere ver lo sencillo que es?
¿Cómo trabajar la espiritualidad?
Puede que tengas tu propia manera de encontrar la conexión con tu yo superior, con tu yo interior, pero hay prácticas generales que pueden ayudarte a "desbloquear" este maravilloso camino para resignificarte espiritualmente. Aquí tienes un breve comienzo, pero el resto del camino depende de ti.
Persigue tu propósito
Puede no parecer tan sencillo, pero lo es. Todo lo que tienes que hacer es comprender qué valores son importantes para ti y con qué virtudes te identificas. ¿Qué te mueve? ¿Qué bien puedes hacer en tu vida y en la de los demás? Construye tu misión vital, empezando también por construir cosas buenas y difundir el bien, ¡porque esto atrae energías superiores!
Sé agradecido
Puede sonar a tópico, pero cuando agradecemos las cosas, las personas y las situaciones, somos más felices y podemos acceder a nosotros mismos sin obstáculos. Todo fluye dentro de nosotros y así podemos ver mejor el camino hacia nuestro interior. Ser feliz es el alimento de nuestra esencia, y la gratitud es el medio para conseguirlo.
Conectar con la naturaleza
La naturaleza es la llama que nos mantiene vivos. Sin el sol, no vivimos; sin el aire, tampoco. Los árboles nos dan sombra, frutos y protegen el suelo que nos sustenta. Venimos de la tierra y a ella volveremos.
Así que aprovecha para sentir el viento, tomar el sol, escuchar las olas del mar y mirar el horizonte más allá de la inmensidad de estas aguas... incluso abraza un árbol (si aún no lo has hecho, no sabes lo poderosa que es esta energía). Ten una mascota, cuida un jardín... aprecia la belleza de la naturaleza que te rodea. Ésta es la forma más pura de conexión con lo divino.

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Medite
Meditar es hacer silencio para escuchar, sin juzgar, lo que ocurre a tu alrededor. Contrariamente a lo que muchos piensan, no es dejar de pensar o vaciar la mente, sino estar atento, sólo que de forma organizada y concentrada.
La meditación calma, relaja, conecta con uno mismo, refuerza el vínculo con uno mismo y proporciona autoconocimiento. Existen diversas formas de meditación, incluida la meditación guiada (estupenda para quienes aún no están muy familiarizados con esta práctica) ¡Incluso se puede meditar mientras se friegan los platos!
Cuídate física y emocionalmente
Nuestro cuerpo es nuestro templo y lleva también nuestra alma. Más allá de lo físico, un cuerpo enfermo no funciona bien ni emocional ni espiritualmente.
Así que come bien (en cuerpo y alma), haz ejercicio -no hace falta que te conviertas en un aficionado al gimnasio; simplemente muévete, aprende conciencia corporal-. Una buena opción es el yoga, pero caminar, correr o bailar ya ayuda.
Reza, aunque no seas religioso
No hace falta que reces una oración conocida, ni que conozcas la letra o la melodía de un rezo o rito. Basta con que hables a lo superior, al Universo, a una deidad o a una conciencia superior, algo en lo que creas. Puedes hacerlo durante una sesión de relajación, o a la hora de acostarte, o en un momento de quietud y silencio.
De hecho, el silencio es una buena práctica para establecer esta conexión con lo divino. Aprende a callar, a escucharte, a oír lo que no es aparente. Puede ser el sonido de la naturaleza, tu voz interior, un momento de epifanía. Intenta ir más despacio.
Encuentra tu camino
Después de todos estos consejos más generales, es hora de que encuentres la forma que mejor se adapte a ti para estimular, alimentar y practicar tu espiritualidad. Intenta saber qué representa en tu vida, cómo se manifiesta en tu día a día y luego ejercita tu conexión.

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En este sentido, fija un tiempo para esta práctica. Encuentra un camino con el que te identifiques y te sientas cómodo y recuerda: el camino tiene que ser claro y fluido. Piensa en algo que te proporcione bienestar, placer y que sea agradable.
Te darás cuenta del bien que te hará. Esto es lo que puedes ganar trabajando en tu espiritualidad.
Los beneficios de la espiritualidad
La espiritualidad no sólo tiene beneficios para el autoconocimiento (hablaremos más sobre esto más adelante), también promueve el bienestar y equilibra nuestra salud mental. Hay varios estudios que demuestran el poder que la práctica de la espiritualidad tiene en nuestras vidas.
A primera vista, ya se nota una mejora considerable en el aspecto emocional, ya que reduce la ansiedad, la depresión y el estrés. La conexión espiritual es un aliado de nuestra salud mental.
Además de esto, las personas espirituales tienden a cuidarse mejor, ya que se miran a sí mismas con más atención, por no mencionar que la práctica de la espiritualidad también reduce los niveles de adrenalina y cortisol en el organismo (aquí volvemos a la cuestión de la ayuda contra el estrés).
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Y por último, pero no menos importante, trabajar la espiritualidad es estar en contacto con nosotros mismos. Esto nos permite conocernos mucho mejor y saber lo que nos agrada o desagrada. Con esto, sabemos cómo manejar mejor las situaciones y nuestras emociones con respecto a todo lo que nos sucede. Al tener esta habilidad desarrollada, nuestra vida fluye con más equilibrio y amor propio.
De todas formas, aunque no seas religioso, intenta trabajar tu espiritualidad. No hay nada más hermoso que una vida con propósito y llena de sentido. Buscar nuestro interior es una forma de encontrarnos también fuera de nosotros mismos, de conectar con algo que es mucho más grande, que va más allá de lo que podemos ver. ¿Qué tal si empezamos hoy?