La muñeca de sal

Érase una vez una muñeca de sal. Tras vagar por tierras áridas, descubrió el mar y no podía entenderlo. Le preguntó al mar: "¿Quién eres?".

Y el mar respondió: "Yo soy el mar".

"¿Pero qué es el mar?"

Y el mar respondió: "Yo soy el mar".

"No lo entiendo", dijo el muñeco de sal, "pero me gustaría mucho entenderlo, ¿cómo lo hago?".

El mar respondió: "Párate a mi lado".

Entonces la muñeca de sal tocó tímidamente el mar con la punta de los dedos de los pies. Sintió que empezaba a comprender, pero también que acababa de perder pie, disuelta en el agua.

"Mar, ¿qué has hecho?"

Y el mar respondió:

"Yo te di un poco de comprensión y tú me diste un poco de ti, para comprenderlo todo es necesario darlo todo".

Ávido de conocimiento, pero también temeroso, el muñeco de sal empezó a entrar en el mar. Cuanto más entraba y más se disolvía, más comprendía la enormidad del mar y de la naturaleza, pero aún le faltaba algo:

"¿Qué es el mar?"

Luego lo cubrió una ola. En su último momento de conciencia individual, antes de diluirse completamente en el agua, el muñeco aún alcanzó a decir:

"¡El mar... el mar soy yo!"

"Ser empático es ver el mundo a través de los ojos de la otra persona y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos".

"Em.pa.ti.a (griego empátheia, - as, pasión) - capacidad psicológica de sentir lo que otra persona sentiría si estuviera en la misma situación vivida por ella. Consiste en intentar comprender los sentimientos y emociones, tratando de experimentar de forma objetiva y racional lo que siente el otro individuo."

Ser empático es sumergirse por completo en el universo del otro y sólo así ser capaz de pensar como él y comprenderle. La empatía es uno de los valores más esenciales y que más escasean en nuestra vida cotidiana.

No vemos al otro como un ser con conflictos internos, igual que nosotros.

La vida es tan ajetreada que vivimos con el piloto automático, como robots, pero somos seres humanos de carne y hueso, tenemos deseos, anhelos, inseguridades, frustraciones, alegrías y tristezas, somos un pozo inagotable de sentimientos y pasamos por varios conflictos internos. Es esa historia de ser amable con la otra persona porque no sabemos a qué batallas se enfrenta.

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El don de reconocerte en el otro, de verte en el otro con amor. Percibirte en el otro es limpiar todas tus ideas preconcebidas, todo lo que piensas, vaciar tu mente, quitando toda crítica, juicio y análisis, para que puedas recibir los pensamientos del otro, la forma de actuar del otro y así convertirte en el otro. Yo soy parte de ti y tú eres parte de mí.

Todos somos uno.

¡Namaste!