Las formas de amar están en constante transformación. Las personas siempre buscan nuevas maneras de relacionarse que encajen con su estilo y su propósito en la vida.

Aunque la monogamia se considera la norma de las relaciones en la mayoría de las sociedades, ha sido cuestionada por muchas parejas, así como por expertos como psicólogos y sociólogos.

Por supuesto, para la mayoría de las parejas, la mera idea de ver a su pareja liarse con otra persona ya es motivo de celos e inseguridad. Pero aunque no podemos predecir cómo serán las relaciones en el futuro, el consenso es que estamos atravesando un periodo de transición.

Actualmente, la no monogamia ha sido objeto de los más diversos debates, especialmente en las redes sociales. Cada vez más, el matrimonio tradicional ha dejado de ser el sueño y el objetivo vital de las nuevas generaciones.

Aunque son cada vez más comunes, los modelos de relaciones no monógamas siguen suscitando algunas dudas y muchas personas no entienden exactamente cómo funcionan. Como saber es la mejor manera de formarse una opinión sobre algo, definamos los distintos tipos de relaciones.

¿Qué es la monogamia?

La monogamia es una forma de relación sexual y/o romántica en la que una persona sólo tiene una pareja. Puede permanecer de por vida o durante un periodo determinado, establecido a partir del matrimonio o de cualquier relación estable.

La monogamia se considera el modelo estándar de relación, la forma de relación más aceptada en nuestra sociedad, por lo que las relaciones monógamas se relacionan con la fidelidad y la exclusividad.

En la naturaleza, la monogamia está relacionada con la permanencia de un animal con una única pareja durante toda su vida, normalmente con fines reproductivos y para compartir el cuidado de las crías. Este comportamiento se observa habitualmente, por ejemplo, en algunas especies de aves, lobos y gibones.

Sin embargo, la monogamia no siempre ha sido el patrón natural de los seres humanos. Estudiosos de la biología, la sociología y la historia sostienen que la monogamia sólo está presente en el 3% de los mamíferos.

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La monogamia empezó a surgir hace unos 5.000 años, cuando los seres humanos dejaron de ser nómadas y empezaron a vivir en pequeñas comunidades agrícolas, consolidándose a través de los cambios socioeconómicos a lo largo de la historia.

Según el filósofo Friedrich Engels, en el libro "El origen de la familia, la sociedad privada y el Estado", desde la revolución agrícola los hombres acumularon más tierras y riquezas, por lo que necesitaban estar seguros de la paternidad de sus hijos para poder dejar la herencia a sus descendientes en el futuro.

Cuanto más grandes se hacían las comunidades, más se convertía la monogamia en una forma de contrato en el que cada hombre tenía más garantizado que "su" mujer sólo tendría relaciones sexuales con él.

Por lo tanto, para Engels, la monogamia no es algo natural, sino una construcción social que funciona como una forma de control del género femenino, además de estar directamente relacionada con la propiedad privada.

¿Qué es la no monogamia?

La no monogamia es lo contrario de la monogamia, pero su definición no puede verse de esta forma tan simplista, sobre todo cuando hablamos de las relaciones humanas y sus complejidades.

Para entender la no monogamia, debemos comprender que una relación no monógama se basa en la libertad de elección de cada individuo. Tiene un carácter cuestionador de la forma en que se establecen las relaciones monógamas en la sociedad.

A diferencia de la monogamia, en una relación no monógama no hay exclusividad afectiva y/o sexual entre los miembros de la pareja. Cada persona puede estar involucrada romántica y sexualmente con más de una persona al mismo tiempo, pero no necesariamente con su pareja.

Durante mucho tiempo, la "relación abierta" se consideró un estilo de vida alternativo, como en el poliamor, en el que tres o más personas se implican y relacionan entre sí con el conocimiento y consentimiento de todos los implicados.

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Aunque el poliamor es un tipo de relación que rompe el esquema monógamo, cada relación no monógama es única y sus reglas se definen en función de las partes implicadas.

Puede tratarse de una relación en la que existe exclusividad afectiva entre dos personas y, al mismo tiempo, libertad para que cada una de ellas se relacione sexualmente con otra pareja. En este caso, la idea es que sea posible conocer e involucrarse con terceras personas sin que ello afecte a la relación amorosa principal.

También existe la posibilidad de una relación no monógama en la que no hay exclusividad sexual ni afectiva entre la pareja, es decir, cada uno puede relacionarse con quien quiera y de la forma que quiera, con o sin permiso del otro.

Lo que cuenta es el diálogo

En contra de lo que cree el sentido común, la no monogamia no está restringida a grupos feministas o LGTB. Tampoco es la "salvación" para las peleas conyugales ni la solución definitiva para acabar con los celos de una pareja.

El diálogo es esencial en cualquier tipo de relación amorosa, y no sería diferente con las no monógamas. El principal objetivo de este tipo de relaciones no es sólo romper esquemas, sino respetar los sentimientos y las elecciones individuales de cada uno.

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Es válido cuestionar, por ejemplo, el alto índice de infidelidad en las relaciones monógamas, en las que los miembros de la pareja no se hablan y continúan con la relación sólo por imposición social.

La no monogamia entiende que la lealtad y la fidelidad en una relación van más allá de la implicación con otra persona. Se trata de conocerse a uno mismo y seguir los propios deseos, pero respetando al prójimo y dejando claras las normas en todo momento.

Todas las partes implicadas en este tipo de relación deben conocer y aceptar los acuerdos, que pueden cuestionarse y modificarse en cualquier momento. La palabra clave es consentimiento.

La sociedad siempre ha encubierto y minimizado las traiciones cuando es el hombre el que traiciona a su mujer, pero si es la mujer la que traiciona a su pareja, los juicios son mucho más violentos. Por eso, la no monogamia no puede ir separada de una mayor libertad sexual para la mujer.

Los seres humanos nos relacionamos de distintas maneras. Sentimos el amor en distintas intensidades a lo largo de nuestra vida. Cuando conocemos a la persona adecuada, no hay una forma correcta o incorrecta de relacionarse, siempre que no haya secretos ni mentiras y la conversación sea siempre abierta y franca.

Corresponde a cada persona decidir cómo orientar su relación, y no porque la no monogamia presuponga la inexistencia de exclusividad puede haber ruptura de la confianza, ni significa que el amor sea menor.

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El amor es, ante todo, una elección. Es la elección de estar al lado de quien te hace sentir bien. Dentro de cualquier relación, monógama o no, lo más importante es que nunca se pierdan el respeto y la confianza.